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El 14 de abril de 1972 a las 4 de la tarde bajó de un troley “60 Malvín” en Aconcagua y Río de la Plata. Volvía escapado de la escuela. Sobre las 15 horas “sonó la alarma” en toda la ciudad, había que retornar a los hogares y ponerse a salvo, pero de eso se enteró mucho tiempo después. Salir antes de la escuela y volver al barrio a jugar en la calle, era un regalo de los dioses. Pero ese día el ruido era distinto. El tumulto humano aún congregado a una cuadra, en la calle Amazonas, silenciaba las olas de la playa que por ese entonces eran música permanente para los que tuvieron la suerte de vivir allí. No era un día más. La realidad cotidiana se había suspendido.

La mañana del 15 de abril estuvo, como tantos niños y jóvenes de la época, mirando perplejo la escalera llena de sangre, los papeles tirados, el desorden ensordecedor, las paredes desechas, acaso el olor a pólvora, y desde entonces se preguntó, como tantos: ¿por qué? ¿Cómo pudo suceder tamaño acontecimiento? No había foto más perfecta del dolor y la muerte para aquellos ojos de seis años.

Mucho tiempo después, mientras los relatos, año a año, fueron construyendo acaso un mito solidario de todo el barrio con “la casa del tiroteo”, aún sentía que faltaba una explicación, acaso algo parecido a un resarcimiento con las almas de Amazonas 1440, con las que se quedaron sin cuerpo y con las que debieron afrontar el resto de sus vidas con tamaña pesadilla.

Otra tarde de abril, muchos años después, esperando un ómnibus en la rambla, sonó el celular y le dejaron un mensaje. Era un número aún sin nombre que estaba al tanto de que había llegado la hora de “contar el cuento” desde otro lugar, casi cincuenta años después: “Hola Esteban, soy Chichi, me contaron en qué andas y quiero que cuentes conmigo para lo que sea”. Esteban quedó lo que se dice patitieso, erizado hasta las vísceras. Aún quedaba vida en la escalera ensangrentada.

Esteban Perroni es sociólogo, egresado de la Facultad de Ciencias Sociales (UDELAR), especializado en Comunicación. Docente e investigador durante 30 años, con múltiples seminarios y cursos en facultades de Ciencias Sociales públicas y privadas. Actualmente es responsable de los cursos de Comunicación de la Licenciatura de Diseño de Comunicación Visual de la Facultad de Arquitectura y Diseño Urbano. Se ha desempeñado como consultor de oficinas internacionales en temas vinculados a la juventud, investigación social y comunicación. Ha trabajado en varios proyectos de consultoría en el ámbito público y privado. Fue director del Observatorio de Medios del CLAEH y es director de Data Media Estrategia y Comunicación.

“Amazonas 1440” es el reciente trabajo de Esteban Perroni, trabajo documentalista de investigación que narra los hechos en torno al acontecimiento ocurrido el 14 de abril de 1972 en el barrio Malvín en plena democracia, operativo militar que brutalmente acabaría con la vida del matrimonio Martirena y la captura de Eleuterio Fernández Huidobro y David Cámpora, todos integrantes del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T).

En una de las entrevistas contenidas en este trabajo de investigación, la realizada a Martha Angélica Borsani, actual propietaria y habitante de Amazonas 1440 sostiene lo siguiente: “A la esposa de Martirena, que salió por el garaje con las manos arriba -así me lo contó Zelmira, la vecina de al lado- la arrastraron hasta la cocina. Y va mi marido ese día y dice: “ah, mirá, destrozaron una peluca”. Y yo le digo: “¡qué va a ser una peluca, es el pelo de la mujer! Estaba todo el cuerpo de la mujer desangrada marcado en el piso, y la gente metida ahí adentro. Vos abrías la tatucera y había una cuerda que tirabas y bajaba una escalera, ¡la gente subía! Era todo balas, sangre en la escalera, toda la pared acribillada. Fue un colador, todo acribillado. Todos los libros y revistas tirados en el suelo”.

Para conversar sobre este trabajo documentalista, los hechos ocurridos ese día, las repercusiones, los mitos y las inéditas revelaciones por parte de algunos de los protagonistas de ese fatídico suceso, damos luz la siguiente entrevista:

– ¿Que representa Amazonas 1440?

– Esta buenísima la pregunta porque tiene distintas representaciones. Para el mundo político y dentro de determinada generación, Amazonas 1440 representa el primer día o último, no se sabe, del ocaso de la lucha del MLN, porque definitivamente de ahí en adelante, no se manejaron otras alternativas que no fueran movimientos absolutamente desesperados, inorgánicos, tan locos como el atentado del 18 de mayo frente a la casa del General Gravina.

Evidentemente el 14 de abril es el punto final, es el comienzo del punto final. Entonces ¿qué representa? Ahí tenes distintas posiciones. Para quienes no lo vivieron representa una fecha clave en la historia reciente, para quienes estuvieron involucrados lo toman como una bandera de lucha, entonces, muchos de ellos, no logran distinguir entre el 8 de octubre del 69 “la toma de Pando” y el 14 de abril del 72.

Es más, los relatos que se construyen, posteriores, el relato épico que tiene, podríamos decir, unos monólogos de Eleuterio Fernández Huidobro, no llegan a hacer grandes distinciones entre el 8 de octubre y el 14 de abril. Después vienen las valoraciones sobre si eso es preocupante, si eso es fundamentalismo, las valoraciones políticas vienen después.

La que no quiero dejar pasar es lo que representa Amazonas 1440 para el barrio en el que yo nací, que atraviesa, que se cruza en los relatos del libro. Para Malvín quedó ahí sembrado un misterio de lo que pasó ahí adentro, y generó una complicidad barrial ciertamente “apolítica”, porque había sido acribillada la casa de un vecino. Martirena y su señora, y sus hijas, funcionaban finalmente en esa semi clandestinidad como una familia del barrio más, en los cuales más allá de lo que pensaran políticamente, era imposible no solidarizarse con los que estuvieron del lado de adentro de la casa ese trágico día. Y al punto tal que, en Malvín, viejas y nuevas generaciones, pasan por la casa, miran y dicen “esta es la casa del tiroteo”, a tal punto que aún se ven algunos rastros de balas en la pared. Yo he intentado a partir de este mojón literario, llamarle “la casa del acribillamiento”, porque “la casa del tiroteo” se presta a una falsa idea, como si hubiesen ocurrido ataques de ambos lados.

Este libro es documentalista, entonces tiene que ir a los documentos, no a las opiniones ni a los puntos de vista, entonces, en términos documentales, es más correcto hablar de “la casa del acribillamiento” porque los tiros vinieron de un solo lado y hubo muertos de un solo lado.

A todos les genera la misma solidaridad, es extraño como acontecimiento barrial, es la solidaridad que te nace con el acontecimiento, que tiene algunos componentes emocionales, difícil de no solidarizarse como ser el hecho de que hay una niña de 9 años y una adolescente de 16 años que están fuera del hogar, o sea, la hija chica se va a la Escuela Experimental  y cuando vuelve ya no tiene a los padres.

Es imposible no solidarizarte venga de donde venga ¿me explico? A Laura Martirena, la hija grande, la persiguen después durante 3 o 4 meses, nunca hubo un velorio, nunca hubo un entierro y finalmente tienen que interceder concretamente Zelmar Michelini. Michelini tiene un doble parentesco, la prima de Zelmar con Martirena, donde hay familias de los dos lados. A esa altura Michelini intercede, no ya con el Escuadrón de la Muerte sino directamente con los militares, para que dejen en paz a la hija.

– ¿Quienes vivían allí?

– La pareja Martirena, “Raúl” y “Flora”, pseudónimos de Luis Martirena e Ivette Giménez y sus hijas Ana Martirena y Laura Martirena. Mucho más interesante es quienes durmieron la noche del 13 de abril en Amazonas 1440. En la casa, Luis Martirena e Ivette Giménez, Ana Martirena y Laura Martirena. En el berretín, Fernández Huidobro y David Cámpora.

Toda la información, todos los documentos, muchísimos más de los que están publicados acá y que van a salir en otras publicaciones, indican que hubo un séptimo esa noche y no tengo dudas de lo que estoy diciendo, que es Wasen Alaniz.

El 14 de abril en la interna del MLN, representa la concreción fallida del “Plan Hipólito” que se diligenció desde tres casas; una casa en la calle Haedo, otra en Pérez Gomar 4392 y la otra Amazonas 1440. Es Wasen Alaniz el que va a salir de Amazonas para ir a Pérez Gomar 4392, a coordinar con el resto de la columna 15 la ejecución y el seguimiento de los atentados del 14 de abril. No hay ninguna duda de que Wasen Alaniz durmió ahí, va a salir de la casa, estimo que doce y treinta, se va a ir a encontrar a la Plaza de los Olímpicos, que le llamaban “la oficina”, a donde lo va a ir a buscar Carlos Rovira.

Carlos Rovira y Filomena Grieco son los dueños de Pérez Gomar 4392, y el hijo Horacio Rovira, es el cuarto fallecido de Pérez Gomar 4392 a eso de la una de la tarde junto a Gabriel Schroeder, Armando Blanco Katras y Candán Grajales, jefe de la columna 15. Lo va a ir a buscar Carlos en la camioneta Indio a la Plaza de los Olímpicos, y cuando están llegando la casa ya fue interceptada por un comando del Escuadrón de la muerte. Carlos Rovira desesperado va a buscar a su esposa a la escuela dónde ella era maestra, y acá hay una anécdota interesante en ese instante en que descubren que la casa está siendo tiroteada. Pérez Gomar 4392, es antes del tiroteo de Amazonas 1440. Rovira queda congelado porque en una milésima de segundo percibe y testimonia la muerte de su hijo, y no atina a moverse, y Wasen dice “yo me voy porque la quedo”, y Wasen se baja de la camioneta Indio y se salva.

Pero aparte, existen documentos inequívocos de que no solo durmió esa noche, sino que fue partícipe de un descorche de un vino Concha y Toro a las doce del mediodía, que se venían prometiendo entre los adultos de la casa de Amazonas. ¿Por qué el cuento tan largo? Porque no es menor para entender el seguimiento de la información que tiene el Escuadrón de la Muerte sobre la casa. Hay un momento en que los integrantes del Escuadrón de la Muerte no tienen alternativa, o salen a atacar o los van a matar a ellos.

La información que disponía producto de las escuchas telefónicas el Escuadrón de la Muerte indicaba que próximo a la hora 11 había cinco adultos en la casa, no tenían claro cuántos había en el berretín. El parte oficial posterior al acribillamiento contiene algunas contradicciones flagrantes, sobre todo en cuanto a que ha quedado demostrado que en la casa no había armas, no hubo disparos desde dentro, y entonces se construye la “hipótesis del escapado”, cuando finalmente encontraron sólo cuatro adultos. Y Gavazzo es protagonista, en base a esa información, cuando no mucho tiempo después en el año 74, reprime ferozmente en la casa de Punta Gorda “300 Carlos” también conocido como “infierno chico”, a Carlos Caillabet, porque Gavazzo tiene una foto de Carlos Caillabet entrando a la casa, pero esa foto es del verano del 72. Gavazzo creía en el parte oficial y estaba convencido de que había un quinto que se había fugado por las azoteas.

En la ignorancia, producto de que las escuchas telefónicas generaban una información parcial, construyen “la hipótesis del escapado” porque había uno menos. Lo que pasa es que mientras se trasladaron, justo coincidió que sobre las doce y treinta Wasen Alaniz se va de la casa, y ellos primero van a Pérez Gomar y después van a Amazonas 1440. ¿Quiénes son ellos? El Departamento N°5 de Inteligencia, apoyado por el Batallón Florida a cargo del capitán Calcagno.

El Batallón lo que hace es rodear la zona, tiran soldados a la calle, y fíjate la ignorancia del ejército, (del ejército apoyando porque no habían entrado en la guerra todavía, era el Escuadrón de la Muerte la célula suprema de represión) que el dato que tenían, o  la apoyatura que daban en la zona, era estar atentos donde vieran un agujero comunicado a las cloacas, porque se sabía del manejo de las cloacas que tenía el MLN. Tengo testimonios de vecinos por Pilcomayo y 18 de Diciembre viendo milicos tirados en el piso; ¿qué hacemos? pensaban las fuerzas al mando de Calcagño, seamos útiles por si se van por las cloacas, entonces ellos estaban tirados próximos a cualquier agujero sospechoso. Y Ese era el apoyo del ejército en la zona, y después en la proximidad, pero la operación es toda de la policía, del Departamento N°5 de Inteligencia donde se asentaba la logística y las operaciones del Escuadrón de la Muerte.  

Esta buena la pregunta ¿quiénes vivían y cuántos durmieron esa noche? porqué eso tiene una concatenación con los hechos, ni más ni menos con lo que fue la búsqueda desesperada y de perro facho y  rabioso de Gavazzo, para hacer buena letra en una represión que ya no era, porque el MLN estaba abatido desde 1972.

El propio Carlos Caillabet cuenta en el libro cómo en determinado momento, ya sacado Gavazzo, pierde hasta el propio protocolo de tener puesta la capucha, y cuando ven las fotos de Amazonas, es decir, la ven juntos en el momento de la tortura, y Gavazzo le dice “pero ese es usted”, y Caillabet está sin capucha, o sea, había una especie de figura de perro rabioso que se envenenaba con cualquier dato sin tener la más mínima idea.

Razón por la cual en otro libro que espero publicar sobre fines de este año, que va del 14 de abril hasta ya entrado mayo, hay un capítulo que se llama “La torpe irrupción del ejército” y ahí hago un racconto de movimientos absolutamente torpes del ejército, que no tenían idea de lo que tenían que hacer. Acá el que mandaba y el que, en términos militares ganó la guerra, fue el Escuadrón de la Muerte, sin valoraciones, yendo a los hechos, el documento es ese.

– ¿Quiénes estaban en la casa entonces a la hora del tiroteo?

– En la casa concretamente, sin temor a equivocarme a las dos y cuarto, dos  y veinte de la tarde, está Luis Martirena, Ivette Giménez, y en el berretín Eleuterio Fernández Huidobro y David Cámpora.

Después sin decir buen día ni buenas tardes, se instalan, hay un cierto consenso de que son unos 40 policías con unos brazaletes amarillos. Todo indica, aunque puede ser parte de la literatura, que tenían como práctica fumar marihuana para salir de la situación un poco y comienzan los disparos.

El relato que yo Esteban Perroni, investigador de estos temas, a esta altura el más realista que me hago, es que Ivette Giménez ve la instalación del ejército, ella sabe lo que se viene, y sale con las manos en alto, y es metida para adentro de la casa, hay un testimonio de uno de los vecinos de la casa de al lado que están durmiendo la siesta y sienten los gritos desesperados de ella: ¡no me maten, no me maten!

Ahora, me es muy difícil decirte “primero empezó el tiroteo, cortaron, salió Ivette Giménez”, esa secuencia, si tuviese que hacer una película me animo a recrearla, pero no me animo a decir esto fue así. Si es sabido por testimonios que están en el libro, que Martirena herido en la escalera dice como que no le tiren más y lo remataron.

– ¿Hay correlación entre la evidencia histórica y lo observado en la película “La noche de los 12 años” respecto a los hechos mencionados?

– Está la respuesta en el libro: No. Yo creo que “La noche de los 12 años” lo que hace es como cuando con la película “Viven” que nosotros la tenemos por todos lados vivenciada, porque somos acá,  y ves la película de Hollywood y decís “bueno, esto es un testimonio, pero está excesivamente edulcorado”.

Yo creo que en la película “La noche de los 12 años” hay un edulcoramiento con el relato y la intención global de la película en lo general. Pero en lo particular, así y todo, pudo haber un tratamiento más documental y no tan liviano. En esa liviandad se reconstruye y se alimenta un hecho falso, ¿cuál es el hecho falso?, de que un milico fue a mear al baño, el berretín estaba arriba del baño, y ve algo raro y que ese milico era Campos Hermida, que Huidobro le dijo “Campitos, me entrego”. Todo este divague que se armó, que en el libro “Amazonas 1440” que invito a leerlo, documenta claramente cómo fueron los acontecimientos.

Es más, doy un anticipo que deja en estado crítico el relato épico oficial del MLN, el berretín lo descubre, como correspondía en éstas situaciones, la policía técnica, ellos entran a la casa con la pareja Martirena asesinada, existía aun un deteriorado estado de derecho y se espera la llegada de un juez y de un actuario, y mientras tanto se convoca a la policía técnica porque el Escuadrón de la Muerte sabía a qué había ido a Amazonas, porque por ahora tenían dos personas, y les estaba faltando según ellos tres, tres por lo menos.

A tal punto son las contradicciones entre los hechos y el relato construido, que muy temprano en el tiempo en 1985 en el libro “Las manos en el fuego” está la respuesta. Yo  me vengo a enterar años después que fue un libro escrito en conjunto, así me lo dijo David Cámpora, entre Ernesto González Bermejo y David Cámpora. En ese libro en 1985  Cámpora relata cómo se le perforaba y daba vuelta el estómago cuando empezaba a sentir, cada vez más cerca, el ruido de la sierra de la policía técnica ¿me explico? Entonces, qué me venís a mostrar que un milico fue a mear y no sé qué cosa.

Los documentos estaban, lo que pasa es que los productores de la película no fueron muy documentalistas, probablemente haber encontrado el documento le hacía ruido con el espíritu, la intención y la estética general de la película.

– ¿Qué lo llevó o que lo impulsó a realizar este trabajo documentalista?

– A vos te marca tu nacimiento, tus padres, tus hermanos, cosas feas que te puedan pasar en la infancia, a mí me marcaron y así a cada uno. Te puedo hacer un ejercicio de que hay palabras que yo las escuché rápidamente: Seregni, Frente Amplio, Tupamaros, Malvín, mi sobrenombre, en el barrio todo el mundo me conoce por “Nani”, yo a los siete años le pregunté a mi madre como me llamaba.

Entonces, en esos casilleros muy primarios, este hecho es muy fuerte por distintos motivos. Yo, cosa que no todo el barrio sabe, iba a una escuela que era fuera de Malvín, entonces, haber salido antes de la escuela para mí era una conmoción favorable, yo odiaba tener que tomar un ómnibus para tener que ir a la escuela, y ese día, yo después lo chequeé con mucha gente, sobre las tres, tres y media de la tarde se dio el mandato de irse todo el mundo para las casas y guardarse. Yo eso obviamente me entero mucho después, pero para mí fue “pah, me voy de la escuela antes”, era una gloria, volver a Malvín a jugar al fútbol, a estar en el barrio.

Y cuando me bajo en Aconcagua y Río de la Plata, a una cuadra, el ruido era distinto, todo era distinto, y había que meterse para adentro, es decir, mi experiencia personal se arma alrededor de las cuatro de la tarde del 14 de abril, ya pasó todo, pero la casa queda rodeada, queda un bullicio muy de chusma, muy perverso del que va a mirar. Y esto se complementa con que la casa queda expuesta a la mañana siguiente, eso era el acontecimiento del barrio. Cuando sos niño, entre el asombro y el miedo, a mí me quedo ¿qué paso ahí? Y en cuanto pude, mi propia profesión, mi propia curiosidad me fue llevando y si, lo tenía entre ceja y ceja.

– ¿Cómo fue el proceso de investigación y de recopilación?

– Me llevó dos años y ocho meses. Fue muy que sabía que iba a encontrar algo, pero no sabía que iba a encontrar. En determinado momento, si queres a mitad de camino de la aventura, seguía viendo que había mucho pero no me daban los brazos, porque esto supone un tiempo y supone renunciar a tareas del laburo, y esto a mí no me lo pagaba nadie.

Pero no puedo dejar de destacar en ese proceso de investigación, la colaboración desde un primer momento, que se encarnó en la historia, y tampoco podía pedirle mucho más, a David Cámpora. Y hay unas doce horas de grabación de diálogo con Cámpora, que hubiese sido imposible el libro sin eso.

Es interesante también, porque en las distintas búsquedas el libro se encuentra con algo que no se sabe mucho sobre la vida de Cámpora, que es su salida el 14 de diciembre de 1980, como sale del Penal de Libertad y va a dar a Alemania, como lo rescata la Embajada Alemana, producto de una movilización que hace su esposa en ese momento y sus hijos en un pueblito alemán, es todo el capítulo 7 del libro que es una película en sí mismo. Originalmente el libro empezó por ahí, lo fuerte empezó por ahí, y las fotos, y mostrar, y un relato de Benedetti en “Primavera con una esquina rota” donde cuenta lo que fue el rescate, la llegada de Cámpora a Alemania.

Pero claro, el hilo que yo estaba tirando como una red iba para Amazonas. No sé si lo volvería a hacer, creo que a mucha gente que ha escrito trabajos de los que quedan muy contentos, les ha pasado de darse cuenta después lo que resignaron, pero igual yo no tenía otros trabajos y tenía que hacerlo, había que hacerlo.

Me pasa lo que creo le ha pasado a varios, yo vuelvo a leer pedacitos del libro por necesidad para otras cosas, pero yo al libro nunca lo volví a leer todo, nunca dije voy a leer este libro. Inclusive como en todo libro, llegó un momento en que dije hay que cortar acá, pero bueno, debo confesar como dato, que me abrió unas puertas enormes para seguir trabajando, para conseguir mucha documentación que está siendo procesada, camino a una serie audiovisual, camino a una colección junto a otros autores que esperemos sacarlos en este año.

Aún tengo pendiente la presentación de “Amazonas 1440” porque era el 14 de abril pasado y nos agarró la pandemia, probablemente sea este año y ese es un buen motivo para la nota también, o sea, que estoy trabajando en “Amazonas 1440” todavía.

– En una reciente entrevista que le realicé a Amodio Pérez, él afirma que el libro “Amazonas 1440” desmiente entre tantas cosas y entre ellas, que él había entregado locales. ¿Qué opinión le merece?

– Yo creo que en determinado momento el MLN perdió absoluta capacidad de explicación de los hechos. El MLN pudo haberse dedicado a explicar, que, si bien no hay como discutir que el MLN no peleó contra la dictadura, es clarísimo y las fechas lo marcan así, ellos estaban convencidos de que no muy tarde en el tiempo iba a haber un golpe de estado en Uruguay, y pudo haberse dedicado a explicar que ellos estaban convencidos de la lucha revolucionaria para una sociedad mejor. Las revueltas de Aparicio Saravia no están tan lejos de ésta posición, y hoy los principales dirigentes del Partido Nacional hacen cola para salir en la foto en los actos de Arbolito que recuerdan la muerte de “chiquito” el hermano menor de Aparicio, la mayoría se lleva la mano al corazón sin haber aprendido aún una estrofa de la marcha de Arbolito, ¿te imaginas cuántas de éstas podría tener el MLN?

También podría haberse dedicado a explicar, no desde la perspectiva de este último libro fallido sobre la caja fuerte de los Mailhos, sino desde otra perspectiva, explicar porque se hacía eso. Yo creo que hoy en día el MLN tiene una gran crisis sobre cuáles son sus fechas patrias, es mucho más vendible como fecha patria Mailhos, que la insólita “toma” de Pando. Entonces, el MLN al haber perdido capacidad de explicación, encontró un atajo: todo fue culpa de Amodio Pérez.

Lo planteo como una hipótesis general a desmentir para que se investigue ¿que fue culpa de Amodio Pérez y que no fue culpa de Amodio Pérez? Para un investigador serio, como hay varios, y más serios que yo, les causa risa que alguien suponga que Amodio Pérez entregó Amazonas 1440, cuando hay quinientos mil documentos que Amazonas 1440 estaba vigilada por el Escuadrón de la Muerte, mientras Amodio Pérez estaba preso con el propio Mujica preparando “El Gallo”, que es una fuga menos conocida que “El Abuso”, que se concreta el 12 de abril de 1972, dos días antes del 14 de abril.

Y si seguís profundizando es un disparate decir que Amodio Pérez entregó Amazonas, es no querer reconocer la realidad, y así podríamos seguir con la lista. Hay un libro de mi colega Mauricio Almada, que es un documento fabuloso y absolutamente transparente que muestra que Amodio Pérez no entregó la “Cárcel del Pueblo”, que fue un acuerdo en el cual todo indica que por necesidad casi de sobrevivencia, la idea, sana idea, se le ocurre a Wasen Alaniz ya preso porque sospecha de que ya saben dónde está la “Cárcel del Pueblo”, y van a ir a matar a la gente, a la pareja que se la jugó con la “Cárcel del Pueblo” con sus hijas adelante, van a ir a matar a los carceleros, van a matar a los presos que había en ese momento en la “Cárcel del Pueblo” y para evitar eso, tira la idea. Y a la hora de instrumentar la idea se le pide opinión a Amodio Pérez.

Son ejemplos, y la lista es larga, lo que yo creo que estamos en un buen momento de buscar documentos, conversar y dialogar entre investigadores, entre ciudadanos, y probablemente lleguemos a una conclusión, porque hay mucha información al respecto que muestra, y demuestra que, hasta el 21 de mayo, el día que cae Amodio Pérez, si bien hay claros desencuentros, esos desencuentros vienen junto a Amodio Pérez y a otros compañeros, que son críticos, pero desde dentro del MLN. Esos desencuentros vienen desde la declaración del “Plan 72” cuando el MLN en enero le declara directamente la guerra al poder establecido como etapa final.

Pero posterior a Amazonas 1440 te puedo decir que Amodio Pérez estaba en un local en la calle Haedo, y por la casa de Haedo pasaron muchos dirigentes a conversar y a ver qué opinaba Amodio Pérez, como seguía el MLN, si se replegaban o que iban a hacer ¿me explico? Entonces, hasta que Amodio no cae, hay una condición de semi orgánico, de orgánico crítico, de crítico, pero no aún de traidor ni de que había vendido todo como se dijo y se dice sin la más mínima contrastación documental con los hechos.

Si existe, quien pudiera tener la sospecha de que de repente las críticas de Amodio Pérez, y otros no siempre mencionados, no ayudaban a los planes de Sendic, y esas críticas cuestionaban y obligaban a decir vamos con Amodio o vamos con Sendic, y de eso hay documentos. Obviamente el liderazgo de Sendic era absoluto, y aun con dudas los críticos lo siguieron hasta el final. El MLN perdió capacidad de explicar, al perder la capacidad de explicar cosas que no tienen nada que ver con Amodio Pérez, se las inventan a Amodio Pérez. Pero otras sí tuvo que ver Amodio Pérez, eso lo quiero dejar claro ¿me explico? Pero son del 21 de mayo de 1972 en adelante, después de su última detención. Decir que Amodio Pérez pensaba una traición desde antes sin pruebas ninguna, es parte de la misma lógica que aun pretende negar que se perdió la guerra.    

– ¿Dónde se puede adquirir el libro “Amazonas 1440” y que encontrará el lector en él?

– El libro se puede adquirir en todas las librerías, esta bueno igual mencionar que en este momento la distribución la está haciendo Escaramuza. A partir de esto, estamos en algunos emprendimientos que prontamente estaremos comunicando con Escaramuza en este tipo de perspectiva literaria y temática.

Te digo lo que no se va a encontrar, esa parte me interesa más. Uno podría armar una especie de biblioteca de lo que se ha escrito y se seguirá escribiendo sobre un acontecimiento absolutamente histórico en un país muy joven de pocos años, donde hay dos o tres cosas para contar: Artigas, el militarismo, los levantamientos de Aparicio Saravia, el golpe de Terra, el suicidio de Baltasar Brum. El fenómeno del MLN en doscientos años de historia es una conmoción, entonces, caer en esos lugares fríos de “yo de estos temas no hablo más” ¿porque no hablas más? Es un acontecimiento, es un antes y un después en el país en el que vivimos, si no sos un ciudadano ciego, porque uno puede tener desinterés en la política del día a día, pero si vos negas una mínima perspectiva histórica estas muy mal, pero hay gente para todo.

Entonces, esa biblioteca la clasificaría de la siguiente manera: tenes la leyenda épica del MLN, casi un monólogo de Huidobro, eso no lo vas a encontrar en Amazonas 1440. Después tenes una sucesión de libros que les podría llamar algo así como los críticos: son críticos, pero en busca del “traidor puro” y no ven más allá de si traiciono uno o traicionaron diez. Igualmente estos textos no siempre aparecen bien documentados.   

Y en esa antinomia de la leyenda épica del MLN y los críticos, el pack de Amodio no parece entrar, porque Amodio es un pack en sí mismo. Este pack de Amodio está ahí como al vacío, nadie le da pelota. Pero del mismo modo uno dice, entonces tampoco le voy a dar pelota a los otros que dijeron que lo habían sentenciado a muerte, y Amodio Pérez anda en bicicleta acá por la rambla, no digo que sea algo fácil de ver, pero yo lo vi andando en bicicleta por Malvín. Y nadie lo mató ¿verdad? Entonces ¿qué hay dentro del pack Amodio Pérez? Está bueno chequear, investigar.

Al costado, en otro estante, sin trascendencia ninguna, no se puede querer vestir de ciencia social la negación de los hechos, como decir “los Escuadrones de la Muerte no existieron”, eso es ser más realista que el rey. Ahí tampoco vas a encontrar “Amazonas 1440”. Otro casillero son unos libros ficcionados, que tenes como que descifrar lo que aparentemente es obvio, pero no tanto, ubico ahí la literatura de Fernando Butazzoni.

“Amazonas 1440” intenta instaurar un nuevo casillero en la biblioteca de hechos que son insoslayables, en una perspectiva documentalista, donde todos los que tengan algo para decir que lo digan. Y redoblo la apuesta, es muy difícil que esta perspectiva no sea exitosa porque hay mucho documento, hay mucho testimonio, lo que puede haber es gente que no quiera enterarse de la verdad.


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