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En los últimos días tomó estado público una denuncia referida a evasiones del Senador comunista Óscar Andrade, vinculadas a la construcción de su vivienda en Canelones. El aspecto legal queda supeditado a los organismos competentes, lo que no es menor es el aspecto ético de sus acciones y la moral de la colectividad que lo respalda unánimemente, el Frente Amplio. 

El Senador expresó no creer haber cometido un error, alegando que destinó gran parte de sus dineros a causas solidarias, esto queda sujeto al plano de su ética, máxime cuando apeló a utilizar aspectos emocionales vinculantes en una carta explicativa en lugar de invitar a un análisis sobre los hechos. En tanto, el Frente Amplio parece no distinguir lo que está mal de lo que está bien y actuar en consecuencia denota una profunda crisis moral. 

En términos generales, el Frente Amplio luego de su derrota electoral no parece haber realizado una autocrítica, encontrándose en un proceso de cambio de su dirigencia por aspectos estatutarios; esto sucede en el marco del aparente triunfo de la recolección de las firmas contra los 135 artículos de la Ley de Urgente Consideración, junto a otros actores, donde ha profundizado su propaganda ideológica. 

Históricamente, una de las políticas del modelo que representa ha sido aglutinar a los “perjudicados” por el modelo neoliberal, ofreciendo alternativas. Para el caso que rodea al Senador Andrade, la opción que se presentaría es deslegitimar el sistema vigente, denunciando sus estructuras y lógicas; esto se aprecia también, por ejemplo, en eventos vinculados a la seguridad. 

Con el apoyo unánime al Senador se infiere que se impulsa a los simpatizantes del Frente Amplio a no apegarse al marco jurídico vigente, lo que derivaría en un cuestionamiento a la institucionalidad del País. Además, una vez más se evidencia la dificultad del Frente Amplio de separar lo público de lo privado. 

Si bien es verdad que como contribuyente tiene derechos y obligaciones, entre ellos la protección de su secreto tributario, aquello que que resulta una paradoja es que desarrolle actividades solidarias con su salario de Senador, fundamentalmente, sin enfrentar diversas obligaciones tributarias, sueldo que surge de arcas del Estado, con ingresos fundamentalmente del sistema impositivo. En base a lo anterior, que se suma a diversos hechos denunciados públicamente en el escenario nacional, la coalición de izquierda muestra una crisis de credibilidad que la imposibilita moralmente para hablar de injusticias cuando las promueve, olvidando el valor de la igualdad de todos los ciudadanos de la República. 

Queda librado al electorado valorar la arbitrariedad de la política partidaria, donde lo político nunca puede estar por encima de lo jurídico.


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