Compartí este artículo con tus amigos

“Es el momento de que las tropas estadounidenses vuelvan a casa”, dijo el presidente Joe Biden el mes de abril de 2021. Así, tras casi 20 años de guerra después de los atentados del 11 de septiembre en las Torres Gemelas, la OTAN anunció el retiro de cerca de 10.000 soldados en territorio afgano.

El recuerdo de la dictadura Talibán entre 1996 y 2001, trajo consecuencias crueles. Tal como reporta Ángeles Espinosa del diario El País de España, las mujeres estuvieron esos años confinadas al hogar y obligadas a esconder su cuerpo bajo el burka las escasas veces que podían salir de él y las minorías. Y hoy, a pesar del intento de sus dirigentes por proyectar ahora una imagen más moderada, las noticias que se filtran de las primeras ciudades que claudicaron ante ellos, como Herat o Kandahar, son desalentadoras: mujeres a las que se impide acudir a sus trabajos o asistir a las clases de la Universidad.

Todo ello explica que tras su llegada a la capital Kabul, el pánico se ha desatado al punto que cientos de personas intentan llegar al aeropuerto, otros muchos se encuentran en los techos de los aviones a la espera de una evacuación del país, y según agencias internacionales de noticias habrían hasta cinco civiles muertos en el aeródromo local.

Por su parte, el Secretario General de la ONU, Antonio Guterres, ha hecho un llamado a la unidad frente a la amenaza terrorista global en Afganistán. “No podemos ni debemos abandonar al pueblo de Afganistán “, ha dicho ante el Consejo de Seguridad de la ONU, reunido para abordar la situación creada por la reconquista del país por los talibanes.

Tanto el Consejo de Seguridad de la ONU, como los ministros de la Unión Europea, se reunirán para tratar la situación afgana.

El papel de ambas organizaciones internacionales es primordial para asegurar la paz en la región. La “unidad” a la que refiere Antonio Guterres, debe ser entorno justamente a este principio rector por el que se fundó la Organización de las Naciones Unidas, luego de la Segunda Guerra Mundial.

Preocupa sí, sobremanera, la extensión del fundamentalismo islámico en Medio Oriente y el hecho de que como cualquier dictadura en el mundo, ante una total toma de poder, podría verse seriamente vulnerado el derecho internacional de los derechos humanos. Esperemos, entonces, que tanto la paz, como el bienestar del pueblo afgano, sean el fin último de cualquier debate, negociación o acuerdo dentro del Consejo de Seguridad de la ONU, la Unión Europea, y las demás potencias mundiales.


Compartí este artículo con tus amigos
A %d blogueros les gusta esto: