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En 1958 no sólo fue derrotada la lista 15 de Luis Batlle. También la lista 14 sufrió el descalabro electoral. A diferencia del quincismo no tenía un líder potente a su frente, más allá del enorme respeto que generaba la figura de César Batlle Pacheco. (Lorenzo Batlle Pacheco había fallecido en 1954 y Rafael Batlle Pacheco moriría en 1960. El otro referente del catorcismo, César Mayo Gutiérrez, había dejado de existir en 1951)

Nucleados en la redacción de El Día, una nueva generación de catorcistas comprendió que el estado de guerra interno del Partido Colorado, entre 1955-1959, había sido nefasto. Tanto la 14 como la 15 habían salido perdidosas. Por tanto, se imponía un cambio de rumbo. Entonces muchas miradas se dirigieron, a un militar ajeno a la clase política tradicional: el general Oscar Diego Gestido.

Austero, honesto, había ganado fama de buen administrador cuando estuvo al frente de PLUNA y AFE y además, tuvo una destacada actuación como presidente de la Comisión Nacional para Damnificados del Norte y Litoral del país, creada por las inundaciones de 1959. En ese organismo trabaría estrecho contacto con un hombre que impulsaría su carrera política: el empresario de los medios de comunicación Raúl Fontaina, vinculado al “tronco berretista” del batllismo.

No fue sencillo convencer a Gestido de liderar un movimiento partidario pero finalmente, el 21 de febrero de 1960, Gestido fue entrevistado por Radio Carve. Pese a que aclaró que hablaba como “un ciudadano colorado común”, hizo varias alusiones políticas. En una de ellas expresó triunfo del Partido Colorado en 1962 parecía “una necesidad nacional”. Pero entendía que no servía cualquier triunfo. El acto electoral no podía ser nunca como el de una justa deportiva, “¡ganamos!¡ganamos! ¿cómo? ¿para qué? ¿hasta cuándo?¿a quién se brinda la victoria?¿quién en realidad la ha alcanzado? ¿quién será su verdadero señor?¿cómo se oirá al pueblo en sus clamores, en sus necesidades y en sus mandatos, si no queremos que la gastada palabra democracia cause impresión de burla?” Si esa victoria era seguida por “interminables disputas por posiciones o ventajas, entre grupos o personas, brindando lamentable o inferior espectáculo, más vale que esa victoria no se produzca”. A su juicio se corría el riesgo de destrozar “para siempre” la fe del pueblo en los partidos tradicionales.

Con esta definición se colocaba claramente del lado de los colorados que consideraban que la puja 14-15 no daba para más. Sin embargo, dentro de la 14 aún se dudaba si podía ser el líder que se necesitaba para recuperar el gobierno. En medio de estas indecisiones desde las columnas de El Día se lanzó abruptamente su candidatura estremeciendo los cimientos del vieja 14. Tres periodistas del matutino tuvieron que ver en ello: Agustín Payovich, Rémolo Botto y Jorge Pacheco Areco.

La idea de Pacheco como un político abúlico y ajeno a los hechos políticos del país hasta que fue presidente es bastante errónea. Por haber participado de la campaña contra Luis Batlle, como periodista de El Día, se sentía parte responsable de la derrota de 1958. Tenía una clara conciencia que el Partido Colorado necesitaba cerrar las heridas internas. Como director de El Día, coincidió en muchas recepciones y eventos públicos con Fontaina, concordando en las virtudes de la candidatura de Gestido.

Pero había otro elemento más: existía el convencimiento que muchos colorados independientes -especialmente en el interior del país- habían optado por votar a Nardone, porque ni la 14 ni la 15 conformaban sus expectativas. Había que recuperar esos votos. Esta fue una de las premisas que dio nacimiento a la Unión Colorada y Batllista (UCB) que sería la fracción predominante en el Partido Colorado desde 1966 hasta las elecciones internas de 1982.

Al margen de esto, ¿qué nos indican estos movimientos internos en el Partido Colorado entre 1959-1962?. ¿Cómo influyeron en la historia reciente?


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