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Raúl Sendic, acaso el dirigente histórico más importante de los tupamaros, era descendiente de vascos e italianos. Se había criado en el departamento de Flores y en base a su dedicación e inteligencia llegó a la Facultad de Derecho y Ciencias Sociales, donde alcanzó el título de Procurador.

Hombre sencillo, de pocas palabras (su primer discurso público fue en el Estadio Franzini el 19 de diciembre de 1987), austero al extremo, con gran capacidad de trabajo y tozudo. Desde muy temprano tuvo inclinación por las ideas socialistas, aunque fue bastante heterodoxo en su pensamiento.

¿Cómo fue que este hombre logró convertirse en líder de los “peludos”? La explicación es simple: Sendic rompía con los moldes del izquierdista intelectual urbano. Pese a su título universitario no hacía asco a la dureza de la vida rural. Se sentía como pez en el agua en los campos de arroz, las chacras, las plantaciones de caña de azúcar, las estancias y los pueblos del interior profundo. Conocía bien el lenguaje y las costumbres de los tipos humanos que viven en ese entorno.Es cierto que sus acciones legales como Procurador, en defensa de esta gente lo convirtieron en una figura respetada e incluso, admirada. Las marchas cañeras desde el norte revelaron una cara desconocida del Uruguay rural.

Pero…¿es correcto que ya en 1955, cuando Fidel ni siquiera había conocido al Che Guevara, Sendic ya imaginaba una revolución armada en Uruguay? En su libro “Patria para nadie” (2015) Pablo Brum, realiza esta afirmación sin aportar alguna prueba documental. En la persona de Sendic leyenda y realidad se confunden, por lo que se debe ser precavido.

Si nos atenemos a la documentación existente y los testimonios orales – al menos, los que yo conozco – el empleo de la violencia política como único medio de imponer los cambios, se incuba y consolida hacia fines de 1962 y principios de 1963, no antes. Es correcto que en momentos que se estaba gestando la Unión Popular, Sendic se hallaba en una suerte de clandestinidad. Pero no por montar un aparato armado para derribar el orden vigente, sino que por sus acciones en defensa de los cañeros había traspasado ciertos límites legales. De ahí que el mismo Emilio Frugoni pidiera una amnistía para él. Sendic apoyó la creación de la Unión Popular sin medias tintas y militó en pos de un buen resultado electoral. Un dato interesante: de acuerdo con la biografía de Sendic (2000) de Samuel Blixen, desde que la Revolución Cubana se declaró marxista- leninista, Sendic tenía al respecto una posición muy cauta.

El fracaso de la Unión Popular tuvo gravísimas consecuencias y acaso, por ello, sea importante comprender las razones de ese fracaso.


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