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Renato Opertti es Magíster en Investigación educativa (Canadá) y Licenciado en Sociología por la Udelar. Se desempeña como Decano de la Escuela de Postgrados de la Universidad Católica del Uruguay, siendo, además, Profesor de alta dedicación del Departamento de Educación. En su cuenta de Twitter tiene por cabecera la siguiente frase: “La educación inclusiva implica eliminar barreras sociales y educativas al aprendizaje así como construir basándose en las diversidades de los estudiantes como oportunidades para el aprendizaje”, describiendo en esta, como “Pasional por la educación, de convicciones socialdemócratas, aguatero y bolso”.

Es sin dudas, uno de los grandes referentes y máximos exponentes vinculado a las temáticas educativas de nuestro país. Ha sido protagonista de grandes debates que tienen como consigna el repensar nuestro sistema educativo, un sistema con problemas y agonías desde hace mucho tiempo. Hoy es uno de los referentes académicos de Eduy21, sociedad civil que reúne técnicos y profesionales del área educativa, que desde el 2018, mediante la presentación de su “Libro Abierto. Propuestas para Apoyar el Cambio Educativo”, vienen proponiendo la construcción de un acuerdo educativo a nivel país. Para conversar sobre la situación actual de nuestro sistema educativo, los desafíos del porvenir y mucho más, le presentamos la siguiente entrevista:

 – ¿Cuál es la situación actual de EDUY21?

– Eduy21 básicamente y esencialmente lo que está haciendo, es poniendo énfasis en algunos postulados fundamentales que guiaron la elaboración del Libro Abierto y su presentación en 2018, que para todos nosotros siguen teniendo vigencia, y entendemos necesario fortalecer su visibilidad, y sobre todo recordarlos en el sentido de aportar y apoyar las transformaciones educativas que el país pueda encarar eventualmente en los próximos años.

El primer aspecto es la necesidad de tejer y seguir tejiendo un acuerdo educativo de amplia base, que involucra necesariamente al sistema de partidos políticos con participación parlamentaria. Para nosotros es fundamental que un acuerdo educativo si efectivamente el camino que se quiere transitar es un camino de cambios profundos, progresivos, sostenibles en educación, es fundamental tener la fuente de legitimidad política para que esos acuerdos se puedan sustanciar y sustentar. Por lo tanto, para nosotros, un acuerdo educativo de por lo menos una década, que involucre al sistema de partidos políticos, es algo que Eduy21 planteó ya en el 2018, y que lo vuelve a reafirmar ahora.

El segundo aspecto tiene que ver con el volumen programático, esto es con la necesidad de que esa transformación educativa que el país pueda entender sea integral, que no sea cortada, que no sea fragmentada o fraccionada por niveles, o por sus sistemas, sino que implica una visión de conjunto de la educación, del alumno, del educador, de los contenidos fundamentales educativos que tenemos que formar a las generaciones más jóvenes, y eso tiene que ser transversal desde el nivel inicial en adelante, desde un concepto de aprendizaje a lo largo y ancho de toda la vida, por lo tanto, esta transformación programática es fundamental y es ahí donde se juega en gran medida, el cambio de paradigma educativo. Esto es, un paradigma que está muy fuertemente orientado hoy a ver la educación desde la oferta, desde los niveles, desde los subsistemas, a una educación que vea mucho más su accionar en función de la singularidad de cada alumno, desde las necesidades creativas específicas de cada uno de ellos en sus esfuerzos de aprendizaje, por lo tanto, el cambio de mirada es central, y en este sentido, si uno va hacia una mirada mucho más orientada a los aprendizajes sin olvidarse que, efectivamente los aprendizajes sólidos se sustentan en buenas respuestas educativas lideradas por los educadores, no hay que olvidarse que no estamos hablando de unos y otros, sino que estamos hablando de una complementariedad necesaria entre educador y alumno bajo una visión educativa robusta e integral.

Eso implica, por ejemplo, superar los fraccionamientos que hoy tiene el sistema educativo entre la educación inicial y la primaria, entre la primaria y la media, o entre secundaria y educación técnica. Implica pensar un sistema mucho más flexible, mucho más fluido, donde en definitiva lo que importa esencialmente es que el alumno pueda transitar y progresar en ese viaje de manera fluida y compacta. El tercer aspecto tiene que ver con el cambio paradigmático con el que nosotros insistimos en que tiene que haber una educación con un marco curricular educativo y pedagógico y docente unitario de 3 a 18 años, que se desglose en una educación básica de 4 a 14 y en educación de adolescentes y jóvenes de 15 a 18, donde se integre y se complemente la formación en las educaciones secundaria y técnica.

El tercer soporte es el institucional, es decir, el cambio programático antecede al cambio institucional, no entendemos que el cambio institucional es previo al programático. El cambio programático orienta y sustancia el cambio institucional, y ese cambio institucional significa un modelo de gobernanza de la ANEP, que la Ley de Urgente Consideración avanza en algunos postulados que Eduy21 planteó en términos de una dirección mucho más ejecutiva a nivel de las políticas educativas en el seno del Codicen con la participación activa de los que son los diferentes niveles educativos. Para nosotros, decimos que incipientemente lo toma en consideración la LUC, porque nosotros pensamos en un cambio de gobernanza más intenso y más profundo que implicaba que los directores de los consejos que son direcciones hoy se incorporarán, Eduy21 hablaba de direcciones de primaria e inicial, de básica, de educación media.

En realidad, Eduy21 plantea una educación más compacta y más integral en ese sentido, y lo que nosotros decimos es que en definitiva, lo importante es que los directores de los niveles, hoy por hoy primaria, inicial, secundaria, técnica y formación docente, participaran en el Codicen con voz y voto, cosa que hoy, tienen voz pero no voto, y que fueran parte de la propia construcción y administración de la política, que no hubieran instancias separadas sino unitarias.

El soporte institucional también implica cambio en las reglas de juego en cuanto a las condiciones de trabajo docente, mucho más orientado a la permanencia en el centro educativo, a darle mayor capacidad de protagonismo. En el centro educativo al educador darle mayores capacidades de formación, de apuntalamiento, de orientación y también, cambios en el estatuto docente orientados a jerarquizar y premiar el desarrollo y la iniciativa profesional, los estímulos para la permanencia en el centro. Todo un conjunto de elementos que están orientados a jerarquizar la formación, el rol y la función docente. También en cuanto al centro educativo darle mayor autonomía de concepción y gestión institucional y pedagógica, empoderando a los directores para que efectivamente lideren un equipo de educadores, directivos, docentes y el colectivo de no docentes comprometidos con el centro.

También eso implica un modelo unitario en formación docente mucho más alineado con lo que son las transformaciones en la educación entre 3 y 18 años que mencionamos. También un sistema de evaluación de aprendizajes que, de alguna manera quiera elementos para que efectivamente los alumnos puedan progresar en sus aprendizajes, y pueda verse la evaluación más como aprendizaje que como sanción. Todos estos elementos son parte de lo que puede ser la dimensión más institucional, que también implica una mejora en la calidad del gasto, pero también una mejora en la cantidad del gasto, son dos mejoras que van de la mano, pero que implican la sostenibilidad institucional y financiera.

 – ¿Cuál es el tenor del diálogo con las actuales autoridades educativas?

– Es un diálogo en relación con los temas que hoy día nos preocupan a todos como parte de un colectivo en cuanto a transformar la educación. El diálogo está dado por las propias expectativas que puedan surgir, y por lo tanto, por los propios desarrollos que puedan haber respecto a la necesidad imperiosa de transformar la educación. Creo que ese diálogo, del punto de vista personal, institucional, es un diálogo que se puede dar y que se da. Yo diría que, en este sentido, me parece que hay una necesidad porque lo siento así y lo digo a título personal, de profundizar ese diálogo. No es un diálogo permanente, no es que Eduy21 está hoy dialogando de manera permanente con las autoridades educativas, quizás sea necesario de ambientar espacios para que eso ocurra, talleres, seminarios, espacios de diálogo interinstitucional de colocación de agenda de temas, de realización de algunos proyectos conjuntos, etc.

Me da la impresión, y lo digo también a título personal, que una propuesta de transformación educativa como el gobierna ambicionaba realizar y que, para Eduy21 implica necesariamente un acuerdo interpartidario de tejer entre partidos, porque en definitiva, una transformación de tal envergadura, requiere de un tiempo de decantación de procesos que van a superar un gobierno y van a ser parte de diferentes administraciones de gobiernos, requiere como ha venido diciendo Eduy21 desde hace mucho tiempo atrás, una mirada de políticas públicas de largo aliento en la educación.

En esa mirada de políticas públicas de largo aliento en la educación, creo que Eduy21 puede cumplir un rol, de ser un puente, de ser una referencia posible, entre otras naturalmente, de generar ese diálogo entre el sistema político, porque no hay que olvidarse que Eduy21 nació con la intención de interpelar en un sentido positivo al sistema político, para que, de alguna forma asumiera la necesidad de un cambio educativo de largo aliento. Creo que ahí, lo que está faltando me parece, es ese diálogo interinstitucional, interpolítico, y creo que Eduy21 puede cumplir un rol. Me parece que tanto para el gobierno como para la oposición, podrían ver en Eduy21 un interlocutor confiable, válido, que no es partidario, que tiene una descomposición de heterogeneidad y diversidad que ha sido una de sus características, de generar ese espacio de diálogo, de generar espacios de encuentro.

Nosotros entendemos que ninguna transformación educativa puede hacerse sobre la base de un solo gobierno, tiene que aplicarse al sistema político en su conjunto, y eso requiere de una mirada más a largo aliento y más estratégica. Por eso, me parece que estaría faltando ese diálogo, y creo que Eduy21 puede cumplir ese rol. Y por otro lado, también estaría faltando y sería necesario, profundizar en un diálogo relacionado a las propias propuestas que se realizan, a la profundidad de las propuestas, a discutirlas bajo una perspectiva comparada nacional e internacional, y creo que Eduy21 también, en virtud de la gente que lo ha integrado y que lo integra, y que ha tenido siempre una mirada de la educación muy abierta al mundo, ahí también el gobierno se podría beneficiar de la mirada de Eduy21 en ese sentido, y darle a los temas una perspectiva más amplia de clave comparada para entender ideas, para profundizar en las mismas, para ensayar diferentes alternativas. Creo que ahí también, en la parte más estrictamente educativa y de contenidos, todos ganamos si se genera un espacio de diálogo entre el Estado, la sociedad civil y el sistema de partidos políticos.

Para sintetizar, si existe una comunicación, un respeto y una apreciación mutua entre el gobierno y Eduy21, que es importante y siempre ha sido importante, también con el sistema de partidos políticos. Ese respeto y esa apreciación mutua, es la base fundamental de confianza para que haya diálogo, y me parece que esa base de confianza debe utilizarse hoy para avanzar en dos planos: el rol que pueda cumplir eventualmente Eduy21 en contribuir a tejer acuerdos interpartidarios que permitan de alguna forma, pensar en políticas públicas de largo aliento, y por otro lado, en profundizar en temáticas educativas trayendo y compartiendo una visión comparada nacional, local e internacional, que permita de alguna forma, profundizar en las ideas, en los conceptos, en las estrategias y los contenidos, porque todos nos beneficiamos de un diálogo más productivo, más fermental, más profundo, entre Estado, sistemas políticos, gobierno y sociedad civil en su diversidad.

 – ¿Cómo recibiste la noticia de ser uno de los 13 referentes nacionales convocados para generar el debate de repensar la educación del futuro?

– El hecho de ser parte de un grupo entre otras más que la ANEP ha ido creando, justamente me parece positivo para ventilar las discusiones educativas, porque los temas educativos son asuntos societales, de la sociedad en su conjunto, no son de un sector en particular. Si bien la educación está basada y sostenida, y eso muestra la perspectiva comparada internacional, en los educadores como los principales tomadores de decisión del sistema educativo en el aula, y los alumnos como los protagonistas y los responsables de sus propios aprendizajes, y todo buen sistema educativo alinea sus piezas y sus componentes para que eso ocurra, de hecho, la educación es un asunto societal por excelencia.

Cualquier sistema educativo parte de una premisa fundamental, que es preguntarse qué tipo de educación, qué tipo de sistema educativo queremos para qué tipo de sociedad, personas, ciudadanía y comunidad. Esa pregunta tiene naturalmente una dimensión programática, ideológica, de diversidad, de reconocimiento de diferentes actores, de diferentes posicionamientos, y por tanto, es en esencia la educación un fenómeno societal por excelencia.

Por tanto, el hecho de que ANEP haya convocado referentes de diferentes áreas; la tecnología, la cultura, la sociedad, la producción, el trabajo, de hecho, es un elemento positivo. Indudablemente ahí, las discusiones tienen que ver con el reconocimiento de que la educación es un asunto societal como decíamos, y la recibimos a la designación con alegría, con expectativa. Se ha generado un diálogo me parece, entre distintos actores, propositivo e impulsante sobre los temas que deberíamos encarar.

Me parece que ese diálogo interdisciplinario e interinstitucional es fundamental para sostener a la educación, para darle una mirada más abierta, más plural, más propositiva, cuando tú dialogas con gente distinta, del área de la tecnología, de la cultura, del trabajo, de la psicología, de la producción urbana y rural, los temas fuertes sociales que preocupan al país, y vos generas entre los proyectos, las iniciativas, los emprendedurismos, etc., cuando vos generas un diálogo de esas características, de alguna forma estás contribuyendo a que la educación recoja la sociedad, y en ese sentido me parece que es positivo, y por supuesto, estamos para apoyar estas iniciativas porque los espacios de diálogo en la sociedad son siempre necesarios.

– ¿Cuál es tu visión de la formación docente?

– Yo creo que la formación docente – y no decimos nada nuevo con esto – es una pieza fundamental de todo sistema educativo, y te diría dos o tres cosas sobre la formación docente. Una, es que la formación docente debe ser pensada y sustentada en el rol docente, qué tipo de docente queremos, qué tipo de perfil docente queremos, qué tipo de desempeño docente queremos, qué tipo de competencia docente queremos, y a partir de ahí armar la formación docente. La formación docente armada sin una definición, sin una profundización en el pensamiento sobre el rol docente, sobre su perfil, sobre las competencias que deben tener, y hay que inscribirla en ese punto.

Lo segundo, es que hay una necesidad cada vez más imperiosa de alinear la formación docente con los cambios curriculares en los demás niveles, porque no se puede cambiar la propuesta curricular educativa en el nivel de educación básica, primaria, media o inicial, y dejar la formación docente congelada en el tiempo. Hay una necesidad siempre de alinearlo, y alinearlo significa que haya un alineamiento conceptual, es decir, entre las diferentes formaciones, que haya conceptos e ideas fuerzas comunes, por ejemplo, cómo entender la formación, cuáles son los ejes fundamentales de la formación, como entender el desarrollo de las competencias de manera unitaria, como entender la evaluación. Entonces, tiene que haber una correspondencia entre las respuestas curriculares en los niveles básico, medio e inicial, con las respuestas en la formación docente.

El otro punto que me gustaría mencionar, es que la formación docente hoy se encuentra en un cruce de caminos muy fuerte, que es re pensarse en su globalidad, porque en definitiva hoy, las respuestas a las necesidades de los alumnos, a su entendimiento  como un ser singular, diverso de cada persona, y a apuntalar sus procesos de aprendizaje atendiendo precisamente su diversidad, requiere de un encare interdisciplinar e integral de las disciplinas que hoy no lo tenemos, es decir, requiere que interactúen y dialoguen mucho más, las ciencias de la educación, la sociología, la antropología, la psicología cognitiva, la neurociencia, los aprendizajes, la inteligencia artificial…requiere otros agrupamientos y otra manera de entender las disciplinas para responder a desafíos.

Nos imaginamos una formación docente mucho más estructurada en torno a responder a desafíos que tienen que ver en cómo enseñar y en cómo enseñar para que haya aprendizajes, cómo enseñar la ciencia, como enseñar la matemáticas, cómo enseñar las lenguas, como tener una formación integral de la persona, como entender a la persona, porque en definitiva hay dos elementos: la enseñanza de las cuestiones esenciales que una persona tiene que tener para poder actuar competentemente en la vida, actuar proactivamente, creativamente, propositivamente, y a la vez también, el conocimiento de cómo cada uno de los alumnos aprende hoy en día, como cada uno de nosotros aprendemos. Entonces, requiere de todo un aggiornamento conceptual y de recursos, de instrumentos, de procesos, que es necesario, por eso, requiere un repienso que es global.

– A propósito de la discusión entre una educación que sea formadora de cultura y una educación formadora del mundo del trabajo ¿que pensas?

– Creo que, en definitiva, esto se zanja de alguna manera, señalando que complementan, es decir, un buen sistema educativo es aquel que juega en todo el terreno de un partido. Todo terreno significa que la educación cumple las cinco funciones fundamentales que tiene que cumplir. Estas son, política cultural, que es justamente los valores universales que de alguna forma son referencias de la sociedad en su conjunto, apreciando las diversidades y las diferencias, y dando lugar para que las diferencias y las diversidades se puedan expresar en un marco universal de valores, o sea, aprender a vivir juntos, aprender a apreciar las diferencias, aprender a apreciar al diferente, comulgar en una serie de valores universales referentes, que tienen que ver con la justicia, la libertad, la solidaridad, la autonomía de pensamiento, la excelencia, la equidad, la sostenibilidad, etc.

Después, la educación es política cultura, es política social también, porque la educación es el principal garante de las oportunidades de las personas en la vida, es decir, la educación debe ser el facilitador de las oportunidades de desarrollo de las personas, debe ser un garante de oportunidades justas para todos por igual, un garante de equidad en el abordaje desde cada una de las necesidades de los alumnos en las respuestas, tiene que cumplir una función de igualación de oportunidades realmente. Es política económica la educación, porque tiene que ver con los recursos humanos que tenemos, con la excelencia de los recursos humanos y con la capacidad de los recursos humanos altamente calificados pueden hacer una diferencia positiva en sus vidas, tanto en lo individual como en lo colectivo. Porque en definitiva hoy, la excelencia tiene que ver con cuánto valor agregado mi actividad o lo que yo hago proporciones, y eso tiene que ver con la calidad de la formación.

También es política ciudadana, porque tiene que ver con la formación del ciudadano, con la formación de la ciudadanía para poder ejercerla, para poder ejercer la libertad, para poder ejercer el pensamiento autónomo, crítico, propositivo, para poder ser una persona competente el ciudadano en sus derechos y en sus responsabilidades, y eso tiene que ver con aspectos que tienen que ver con la formación comprensiva de la ciudadanía, tiene que ver con los derechos, tiene que ver con el ejercicio de la democracia, tiene que ver con la pluralidad, etc.

La educación como política comunitaria, porque la educación tiene que tener un enlace fundamental con las comunidades, tiene que ser la educación un ida y vuelta entre familia, comunidad y educación, y el covid-19 nos ha demostrado, en definitiva, que esa relación tiene que ser mucho más fluida, mucho más de idas y vueltas, entonces, la educación tiene que tener también un anclaje territorial y comunitario. Porque la educación es siempre una construcción local, es una mirada abierta al mundo, aperturista, plural, de entendimiento de culturas, de apreciación de diferencias aterrizadas localmente, aterrizadas en sus contextos, por eso esa idea de ciudadanías glocales, es decir, porque somos ciudadanos glocales, somos ciudadanos de identidades compartidas no de identidades contrapuestas, donde lo global y lo local van de la mano.

– Desde hace algún tiempo se escucha cada vez más el concepto de educación dual, entendida como una combinación entre el aprendizaje del centro educativo y el entorno profesional en el que quieren desarrollar su carrera ¿Qué relevancia tiene o podría tener en nuestro país?

– La educación dual es una manera potente de entender la complementariedad de la que estamos hablando. La educación dual es entender justamente que la educación puede cumplir esa función de política social, esa función de política económica, esa función de política cultural. Yo creo que realmente la educación dual no tiene que ser más que la educación dual en sí misma, te diría que es la educación media transformada en educación de adolescentes y jóvenes, que le permite a cada joven, que le proporcione una oportunidad de formarse en el ámbito de la complementariedad de la educación y el trabajo, y el acercamiento al mundo social, al mundo de las relaciones laborales, al mundo de la diversidad de tareas y de ocupaciones.

Entonces, creo que en definitiva, ahí hay un tema central que tiene que ver no con una formación dual para algunos, sino como una formación de complementariedad de trabajo y educación que sea una experiencia que pueda vivir en diferentes grados, poder hacer educación dual más en el formato clásico, y podrán ser otras formas, pero que el joven que egresa a la educación media o la educación de jóvenes, tenga un acercamiento al mundo laboral, al mundo del trabajo, y que eso es una cuestión universal, es una formación universal para todos.

La formación dual es una herramienta potente en ese sentido, de accionamiento al mundo del trabajo y la experiencia en cuanto a conocimiento de identidades profesionales, de perfiles, de respuestas a desafíos, de encontrarse con situaciones que tiene que buscarse respuestas integrando conocimientos, ideas, valores, actitudes, etc., creo que en ese sentido es positivo.

– Para finalizar ¿Cuáles pensás que son los desafíos en materia educativa que debemos enfrentar en el corto, mediano y largo plazo?

– El desafío fundamental que tiene el Uruguay es el de un sistema educativo realmente inclusivo, hoy nuestro sistema educativo no es inclusivo, porque hay muchos jóvenes que son expulsados del sistema educativo por un sistema educativo cuyas propuestas curriculares, pedagógicas e institucionales, no conectan con los jóvenes, es decir, de alguna manera se tiene que explicar la tasa de expulsión que tenemos hoy.

Creo que la mirada a largo aliento es educar a las nuevas generaciones para un mundo sostenible, ese es el gran tema, del país y del mundo, es uno de los grandes temas, que es como repensamos toda la educación en su globalidad y especificidad para formar a las nuevas generaciones para mundo diferente y sostenible, para que en definitiva, puedan hacerse responsables y puedan crear, puedan idear, y puedan de alguna forma desarrollar y liderar un mundo sostenible y un planeta sostenible. Y eso implica un cambio muy fuerte en la formación y en la forma en la que se entiende la formación y en la forma en la que se conectan las piezas de la formación.

En el corto plazo, te diría que lo importante está en sentar las bases para que el país progrese en esa línea, y eso implica que el país se atreva como país, como sociedad, como sistema educativo, como sistema político a ir hacia una educación hibrida, hacia una educación que combine presencialidad y virtualidad. Uruguay tiene una cantidad de condiciones, de ventajas tecnológicas, de acceso a recursos, a dispositivos, a plataformas, etc., que permite ser optimista respecto a la posibilidad de congeniar un modo educativo de presencialidad y virtualidad.

Ese modo educativo híbrido, para nosotros sería la base sobre la cual se podría ampliar muchísimo las oportunidades de aprendizajes para los jóvenes, para los adolescentes, los niños y niñas, en diversidad de espacios formales y no formales, incorporando mucho más a la sociedad civil en este diálogo, en esta construcción colectiva de educación. Creo que ahí, Uruguay debe animarse a salir de la pandemia con un modo híbrido, con modos educativos híbridos que permitan en las edades de 3 a 18 años, tener un conjunto de conocimientos y competencias fundamentales para todo el sistema educativo, y que después cada centro educativo pueda hacer el aterrizaje de esas competencias y conocimientos, combinando presencialidad y virtualidad en función de las necesidades de los alumnos, de los contextos, de las localidades, etc.

Y en el mediano y largo plazo, repensar toda la educación para pasar de una educación de niveles, que hoy tenemos, una educación de niveles que todavía siguen siendo muy fragmentados, a una educación por ciclos etarios.

Nos imaginamos una educación de la infancia, una educación de la niñez, una educación de la adolescencia, una educación de la juventud, y una educación que no pone trabas, que no impone fronteras, una educación donde el alumno fluye y aprende de diferentes maneras, aprende presencialmente, aprende en línea, aprende trabajando colectivamente con otros, aprende en espacios más formales y menos formales, sin ataduras y sin restricciones, y en donde lo que importa no es el nivel educativo, sino que lo que importa es que complete una educación de 3 a 18 años de calidad, de excelencia.

Nosotros nos imaginamos un país que logre eso, y para eso, creo que hay que repensar todo el andamiaje institucional, curricular, pedagógico, docente, de nuestro sistema educativo.


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