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El próximo 15 de mayo se celebra el día de la educación rural en Uruguay. Una fecha que da lugar a reflexionar sobre el valor de los centros educativos en este medio y el esfuerzo que realizan día a día quienes hacen de ella. En el contexto de la emergencia sanitaria, este sacrificio se agudiza debido a las dificultades características de la ruralidad. Por fortuna, son muchos los comprometidos con esta causa, pero son pocas las historias que se conocen.

Iris Peralta es una de los muchos maestros comprometidos con la educación rural de nuestro país. Tiene 46 años, es oriunda de la ciudad de Fray Bentos y actualmente es maestra directora unidocente en la escuela N° 41 del Rincón de Ramírez, en el interior más profundo del departamento de Río Negro.

-¿Qué la llevó a estudiar la carrera de maestra?

Fue por vocación, era algo que me gustaba desde chiquita y siempre fue mi juego preferido el ser maestra. Al terminar el liceo fue la decisión que tome y comencé a estudiar en la ciudad de Mercedes, pero culminé mis estudios en el Instituto de Formación Docente de Fray Bentos, en el año 1998.

Ese mismo año tuve mi primer trabajo como maestra en la localidad de Algorta, departamento de Río Negro, donde realicé una suplencia por una semana.

¿Cree usted qué debe haber una vocación para este trabajo o la vocación se hace?

De cualquiera de las dos formas se puede llegar a ser un buen maestro. Creo que cuando es por vocación uno ya lo trae consigo desde siempre, y a lo mejor le cuesta menos. También creo que hay maestros que por diferentes motivos han llegado a estudiar esta carrera y se han convertido en grandes profesionales igualmente, es poner empeño y tratar de trabajar por y para el niño.

¿Cómo empezó en la educación rural?¿Lo eligió usted o fue la única alternativa que tuvo?

Lo elegí yo, me sentí muy bien cuando decidí ser parte de la educación rural.

Empecé en Colonia Ofir, donde éramos dos maestras y cada una tenía a cargo tres grados, yo tenía a los más chiquitos. Ahí aprendí mucho sobre como era la escuela rural, el manejo y la dirección de ella. Aunque, en realidad, yo siempre estuve mucho en el medio rural, más que nada en los pueblos pequeños como Merinos, San Javier y Algorta, donde me tenía que quedar durante la semana, pero fue después de estar en esta Colonia cuando me comenzó a gustar bastante y me animé a largarme al medio rural como maestra unidocente.

-¿Qué me puede contar sobre la escuela en la que actualmente trabaja?

La escuela N° 41 no tiene nombre oficial y está ubicada en la zona del Rincón de Ramírez, en el interior profundo de Río Negro. El poblado más cercano es Pueblo Grecco a una distancia de 23 km.

Esta escuela comenzó a funcionar en 1937, en Isla del Vizcaino. Años más tarde se pasó a la zona de El Abrojal (Río Negro), y en el año 1965 fue trasladada a Rincón de Ramírez, abriendo sus puertas el 24 de agosto de ese año en el puesto San Gregorio, que se encuentra a unos 200m del edificio actual. Este fue edificado por plan Norione, inaugurándose en marzo de 1983. Se comenzaron a dictar clases el 27 de junio próximo.

La infraestructura es muy buena y tiene amplitud, cuenta con un salón de clases y un comedor grande, la cocina, un depósito, baños para los alumnos y además hay una casa para el maestro con dos dormitorios, cocina y baño.

Estamos en agrupamiento con la escuela N°21 de Molles de Porrúa (21 km) y la escuela N°61 El Surco (40 km).

También tengo una compañera de trabajo, Mirna. Es la auxiliar de servicio desde hace 18 años. Mirna es oriunda de pueblo Grecco, departamento de Río Negro, el 15 de mayo va a cumplir 18 años desde que trabaja en este lugar como auxiliar de servicio. “Cuando empecé a trabajar venía a caballo, después en bicicleta y así de a poquito fui progresando. En este lugar he aprendido muchísimo y sigo aprendiendo”. Ella cuenta que en el año 2010 la escuela se mantuvo cerrada por falta de un maestro, y debió ser trasladada junto a la única alumna, a la escuela N°21 Molles de Porrúa.

“Desde que yo estoy han pasado un aproximado de 20 alumnos y se han egresado 6. Por los cambios de trabajo de los padres estos niños suelen tener varios pases a lo largo de su vida, y recorren varias instituciones”.

“El gran cambio que tuvimos fue hace 4 años cuando llegó la luz eléctrica y la bomba de agua eléctrica. Antes nos alumbrábamos con velas y la escuela contaba con un molino de agua del establecimiento San Gregorio, ubicado a 200m, quién nos proveía el agua”.

-¿Cómo llegó a esta escuela?

Cuando decidí empezar en el medio rural tenía dos escuelas como opción, una era Rincón de Ramírez y la otra Salsipuedes (en ese momento aún estaba en funcionamiento). Consulté a una compañera sobre cuál me convendría más y me dijo “Si te fijas en el nombre, te está diciendo la respuesta” “Sal si puedes”. Emprendí ese camino y estuve trabajando en los años 2006-2007, en el año 2017 la volví a elegir y desde ese momento no he cambiado de escuela.

¿Qué medios de transporte utiliza para llegar a la escuela?

Desde Fray Bentos a Pueblo Grecco viajo en el ómnibus municipal “El Charabón”, este es quien se encarga de llevar a los maestros y estudiantes rurales a los distintos centros de estudio. Son 5h de viaje en él, ya que en la madrugada de cada lunes recorre gran parte del departamento, haciendo un trayecto más largo. Desde Grecco hasta el Rincón vengo con Mirna en su auto, tomando un camino de balastro.

Antes me quedaba durante la semana y me iba cada viernes. Pero desde que se decretó la suspensión de clases en marzo, debido a la gravedad de la emergencia sanitaria en el país, decidí quedarme en la escuela porque siento que es un lugar más seguro, tanto para mí como para los alumnos. Entiendo que también me compete cuidar de mis alumnos y de mi compañera de trabajo, me pareció que viajando todos los fines de semana me estaba exponiendo a mí y a ellos. Hace dos meses qué no voy a Fray Bentos.

Quedarme me sirvió porque uno de los alumnos no contaba con ningún equipo informático para acceder a las plataformas, entonces su madre venía y se llevaba las actividades impresas para toda la semana, a la siguiente traía la devolución y se llevaba trabajo para esa semana, y así sucesivamente. Fue de mucha ayuda para mí y para el niño, ya que no perdí la conexión con él y pudo seguir el hilo del curso sin problemas.

¿Cuántos alumnos asisten a la escuela?

 Tengo dos niñas cursando 6to, una de ellas es mi hija. Y dos niños, uno en 4to y el más chiquito en 2do.

Hay dos niños que viven a 4 km, a veces sus padres los traen en camioneta y otras veces vienen en bicicleta. El otro niño, que vive a 1km, viene en moto con su madre, hay días que por las inclemencias del tiempo se le hace muy difícil asistir a clases.

¿En qué se diferencia la educación en el medio rural con la del contexto urbano?

Primero, el curso se prepara de una manera distinta. A mi entender el maestro rural al trabajar en multigrado debe tener en cuenta todos los niveles y su temario correspondiente. Siempre se parte desde un mismo tema y se adecúa al nivel de la clase. Y el maestro urbano tiene su clase y se enfoca solamente en eso.

Segundo, antes de la pandemia se hacían agrupamientos donde se trabajan proyectos en común con otras escuelas. Nos reuníamos para el festejo del día del niño, día de la primavera, a veces para un tema en especial. Por ejemplo, el último al que asistimos fue sobre una charla de avistamiento de aves y flora y fauna autóctona. Ahora tenemos en común un proyecto de huerta orgánica con las escuelas agrupadas, que lo pudimos adaptar y lo estamos trabajando de forma virtual. También, una vez al año se hacían encuentros con todas las escuelas de Río Negro en la ciudad de Young.

Tercero, el niño rural es muy dócil, compinche, y solidario para con el maestro y sus compañeros. He estado poco tiempo en la ciudad, pero pude llegar a conocer para afirmar que hay valores que en el medio rural se conservan más, eso se debe a que son grupos más reducidos, y ellos serán su única compañía hasta egresar o irse a vivir a otro lado. En conclusión, la solidaridad y el compañerismo entre los niños es mucho más grande en el medio rural, y eso es algo que reconforta.

Cuarto, siento que al ser maestra rural tengo un trato con los alumnos distinto al que tendría con los de una urbana. En esta última tenía que ser más fuerte de carácter y ponerme “más firme”, no con todos, pero siempre hay más de uno que nos lleva a ser más enérgicos, y al ser grupos más grandes era muy común.

Como quinto y último punto, creo que en una escuela rural existen ventajas para la formación más emocional de los alumnos, generando vínculos que los marcaran de por vida. Y considero que acá llegamos a formar una familia, un poquito más amplia que la de uno mismo. Antes las reuniones se hacían largas, cada uno con su mate y conversábamos por horas. El surgimiento de la pandemia implicó un gran cambio de costumbres que los niños rurales, sus familias y los maestros nos vimos obligados a acostumbrarnos, a pesar de no poder estar juntos siempre nos estamos acompañando; y eso es lo que me sigue llamando para volver año a año.

¿Usted cree que existe la problemática de la carencia de maestros para la educación rural?

No, creo que no. Al menos en nuestro departamento no se da, porque se de compañeros que, también como yo, prefieren el medio rural, y este año no han tenido opción y se han quedado en la ciudad.

-Siempre estuvo el pretexto de que el nivel educativo de las escuelas rurales es relativamente bajo ¿Qué opina al respecto?

A mí parecer, el niño de campo aprende tanto como el de una urbana, el programa que se sigue es el mismo. Yo lo he podido comprobar acá con uno de mis alumnos más pequeños que, a veces, participa en los temas de los niños grandes. Están atentos a todo, les hago preguntas a las niñas de 6to y él responde antes que ellas.

-En el contexto de la escuela del Rincón de Ramírez ¿Qué piensa que hace falta para brindarle más beneficios a los niños que asisten allí?

Las principales necesidades creo que son los medios de transporte y los caminos, que son muy precarios para llegar a las escuelas. Esto pensando además en que al egresar continuarán sus estudios y deberán dejar su casa y realizar una distancia más larga.

También al querer virtualizar la educación en este medio, se entorpeció un poco, porque una de las problemáticas es la falta de computadoras. Los niños las tienen, pero ahora están rotas, cuando se les rompían era yo quien se las llevaba a la ciudad a que las arreglen. Pero hace 2 meses que estoy acá y no he podido. Además, la señal de Ceibal es lenta, la del teléfono funciona bastante bien, pero con cada tormenta fuerte Pueblo Grecco queda sin señal, y nosotros también al depender de la antena de ese lugar, el último corte duro alrededor de 72h.

¿Qué piensa sobre la situación sanitaria del país?

Tanto a nivel nacional como departamental es muy preocupante la situación, y de mucha incertidumbre.

Sabemos que en el campo es diferente porque los niños y sus familias no salen mucho, pero debemos cuidar este privilegio. En mi caso formé una nueva burbuja al quedarme acá y no he tenido contacto con el exterior. Creo que quienes tenemos responsabilidad sobre el alumnado debemos velar y accionar por la salud y bienestar de ellos.

 –¿Cómo se sintieron al enterarse de la suspensión de clases el día 21/03 para reducir la movilidad y bajar los contagios?

La verdad que fue bastante preocupante porque los niños no tenían sus computadoras para comunicarse y trabajar a través de las plataformas, la única que contaba con un equipo era mi hija, que en este caso no la necesitaba porque tenía a su maestra cerca.

La preocupación más grande fue de los padres, porque ellos trabajan en el campo todo el día y las madres son cocineras en las estancias, por ese motivo el día se les hace corto para ayudarlos a realizar las tareas y no están capacitados para poder ser un complemento al maestro en estos casos.

El pasado 3 de mayo volvieron a la presencialidad 28 escuelas rurales unidocentes del departamento de Río Negro, retomando las clases 257 de 512 alumnos. La escuela del Rincón de Ramírez es una de ellas.

-¿Cuántos alumnos volvieron a clases el lunes pasado? ¿Cómo sintió este nuevo comienzo?

El lunes asistieron solo dos alumnos, pero ya el martes estaban todos.Ellos querían volver, llegaron muy contentos y emocionados por ver nuevamente a sus compañeros.

¿Les cuesta mantener la distancia social y respetar el protocolo a los niños?

Les cuesta más que nada en el recreo porque ellos son su único contacto y quieren jugar todos juntos. Ahora ninguno de ellos ni sus familias tienen contacto con el exterior, somos una burbuja.  Pero igualmente, se sigue el protocolo. Tenemos alfombras sanitarias, alcohol en gel en la entrada y en el escritorio, y siempre con el uso de tapabocas, también se hace la desinfección de toda la escuela.

-Con la experiencia del 2020, haciendo un balance entre virtualidad y presencialidad, ¿Se pudo avanzar en el programa?  

Se avanzó, se aprovechó el año. Puede haber quedado algún contenido sin dar, que fue con lo que se arrancó este año. Lo bueno de que hayan continuado con la misma maestra fue justamente eso, que sabía que fue lo que se dio y lo que no, y empezar a trabajar a partir de eso.

¿Reciben visitas de las autoridades en la escuela?

Sí, vienen la Maestra CAPDER y la Maestra Inspectora por lo menos 2 veces al año, y están siempre en permanente contacto, ya sea por WhatsApp o por videoconferencias. Esta última se empezó a utilizar bastante en el último tiempo facilitándoles el traslado.

El próximo 15 de mayo se celebra en Uruguay el día de la educación rural.

¿Qué significa la educación rural para Mirna e Iris?

Es un aprendizaje continuo del niño por todo el esfuerzo que hace para poder asistir a clases, que a veces se traslada desde 5 o más km por camino de tosca buscando su educación. También de parte de los maestros, que hacen casi 300 km para venir a dar clases todos los lunes y estar toda la semana alejados de su familia. Es un esfuerzo muy grande, pero es lindo, porque es como una segunda familia que esta para acompañarte.

Se siente admiración por quienes hacen esfuerzos para que la educación rural marche. Es algo lindo de vivir y es muy distinto a la ciudad.

¿Tiene alguna anécdota o experiencia siendo maestra rural?

El primer día que llegué a esta escuela, vine con mis dos hijos varones en el año 2006 y pasamos la noche en el comedor, no habíamos llegado con tiempo para poder limpiar la casa. Tendimos cama redonda, en la madrugada me despertó un ruido y tenía un murciélago en la almohada. Al otro día me levanté y cuando levanto los colchones habían dos alacranes, que son muy comunes en la zona.

Pero a pesar de cualquier inconveniente que haya tenido, volví para seguir trabajando y dar para adelante en el medio rural. Es un tema más complicado en la planificación, pero es más satisfactorio en el tema relación, la conservación de valores, o ver como ellos progresan a pesar de tener que alejarse de su familia para culminar sus estudios.

El saber que, a pesar de dejar a nuestras familias un poquito lejos, estamos aportando un granito o un gran grano de arena al niño del campo, donde el único medio de educación que tienen es la escuelita, es muy gratificante.

-Un mensaje de Mirna e Iris para quienes hoy hacen de la educación rural

Al personal: ¡qué le sigan dando para adelante! Si bien a veces hay que dejar el hogar y la familia de lado o verla menos, sepan que el motivo por el que lo están haciendo es muy importante. Y que siempre tenemos satisfacciones y somos recompensados grandemente al ver sus logros.

¡Sigan luchando por las escuelitas rurales de Uruguay! Son un lugar tan lindo para los niños que no se deben abandonar, siempre estén en la lucha por ellas, que de alguna manera u otra siempre estén abiertas. Que queden en el abandono es nuestra gran preocupación.

¡Gracias por su dedicación y compromiso diario para educar a las generaciones rurales!


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