Emplazado al norte de la ciudad costera de Piriápolis, el Castillo de Piria es uno de los destinos más emblemáticos de Uruguay. Este imponente castillo fue la mítica residencia de Francisco Piria, el visionario fundador de Piriápolis, y hoy en día es un atractivo turístico cargado de historia, mitología y alquimia. Construido el 17 de agosto de 1897, el castillo ofrece a sus visitantes no solo la oportunidad de adentrarse en el pasado, sino también de explorar los mitos y leyendas que rodean a esta icónica construcción. El entorno natural que lo rodea, su intrigante historia y el misterioso legado de su creador hacen de este lugar un paseo imperdible.
Historia del Castillo de Piria
La historia del castillo comienza en 1890, cuando Francisco Piria adquirió 2.700 hectáreas de tierra en lo que más tarde se convertiría en el balneario de Piriápolis. Piria, un emprendedor multifacético y apasionado por la alquimia, encargó al ingeniero Aquiles Manzari el diseño de lo que sería su residencia personal. La construcción, que emula las villas italianas del siglo XIX, fue completada en 1897. Durante su vida, el castillo no solo fue la morada de Piria, sino también un símbolo de su ambición de transformar el área en un próspero balneario turístico.
Tras la muerte de Piria, el castillo pasó a manos de los hijos de Adela Piria de Izzola, bajo la administración de Albérico Izzola Piria, quien mantuvo el legado familiar. Sin embargo, en 1975, la propiedad fue vendida a la familia Comas Amaro, quienes transformaron el lugar en un club nocturno conocido como “La Boite de los Espectros”. Este club fue dirigido por el renombrado artista uruguayo Carlos Páez Vilaró, famoso por ser el creador de la célebre Casapueblo, otra icónica construcción del país. Durante este tiempo, el castillo también albergó diversos eventos artísticos y culturales, como congresos de poesía.
Posteriormente, el castillo fue propuesto como residencia presidencial, aunque nunca llegó a ser utilizado con ese propósito. En 1980, la propiedad pasó a manos de la Intendencia de Maldonado, y en 1984 fue declarado Monumento Histórico Nacional, asegurando su preservación para las generaciones futuras.
El Recorrido por el Castillo
Desde la Ruta 37, se puede apreciar el imponente portal de entrada del castillo, compuesto por dos torres que marcan el inicio del recorrido. Un camino bordeado por majestuosas palmeras conduce a la construcción principal, que se eleva al final de una línea recta, resaltando su diseño elegante y armonioso. Rodeado de un vasto jardín, el castillo solía contar con varias esculturas de terracota, que con el tiempo fueron retiradas, aunque las bases permanecen como testigos del esplendor original.
A pesar de su aspecto medieval, el diseño del castillo imita las villas italianas del siglo XIX, una clara influencia de los años que Francisco Piria pasó en Italia durante su juventud. El edificio está dividido en dos plantas que hoy albergan el Museo Municipal de Piriápolis, donde se exhiben muebles, objetos y otros elementos que pertenecieron a la época de su construcción.
El museo ofrece una mirada fascinante a la vida y obra de Francisco Piria, así como a la historia del balneario que fundó. Los visitantes pueden recorrer sus salas y apreciar la arquitectura que combina lo clásico y lo moderno, y aprender sobre la visión de Piria para transformar el área en uno de los destinos turísticos más importantes de Uruguay.
La Fascinación de Piria por la Alquimia
Uno de los aspectos más intrigantes del Castillo de Piria es la relación de Francisco Piria con la alquimia. Piria no solo fue un hombre de negocios y un visionario urbano, sino también un ferviente estudioso de la alquimia, una antigua tradición que buscaba la transformación de los metales en oro y el elixir de la vida. Los visitantes que tengan un interés en esta práctica encontrarán numerosas referencias simbólicas al recorrer el castillo.
Una de las áreas clave donde se pueden observar estos símbolos alquímicos es en los capiteles de las columnas exteriores, donde se tallaron figuras que algunos interpretan como símbolos de la alquimia. Además, las estatuas que en su momento adornaban el jardín y las puertas del castillo estaban asociadas tanto con la mitología griega como con la alquimia. Aunque hoy en día solo quedan las bases de estas estatuas y dos perros guardianes que custodian la entrada, su presencia remite a la fascinación de Piria por los conocimientos esotéricos y su deseo de integrar estos elementos en su obra.
Se cree que gran parte de esta inclinación por la alquimia y la mitología se originó en los años de estudio que Piria pasó en Italia, donde absorbió las ideas renacentistas que influyeron en su vida y trabajo. Al recorrer el castillo, es posible sentir la influencia de estas creencias, que se entrelazan con la historia y la arquitectura del lugar.
Declaración de Monumento Histórico Nacional
El Castillo de Piria no solo destaca por su belleza arquitectónica y su rica historia, sino que también ha sido reconocido oficialmente como un Monumento Histórico Nacional. En 1980, el gobierno uruguayo declaró al castillo y su parque circundante como bienes culturales protegidos, garantizando su conservación para las generaciones futuras.
La ley 14.040, que regula la declaración de Monumentos Históricos en Uruguay, establece que pueden recibir esta distinción los bienes muebles e inmuebles que estén vinculados a acontecimientos históricos relevantes o a personajes notables de la vida del país. En el caso del Castillo de Piria, no solo se valoró su arquitectura y su importancia en la historia local, sino también su conexión con Francisco Piria, uno de los personajes más destacados de la región y fundador del balneario de Piriápolis.
El castillo y su parque circundante forman parte del acervo cultural de Maldonado, una región que alberga diversos bienes históricos que reflejan la evolución social y cultural de Uruguay a lo largo de los años. Al ser declarado Monumento Histórico, el castillo quedó protegido por el Estado, lo que asegura su preservación como un símbolo de la historia y la cultura uruguaya.
El Legado de Francisco Piria
La figura de Francisco Piria es inseparable de la historia del castillo y de Piriápolis. Visionario, empresario y alquimista, Piria dejó una marca indeleble en Uruguay, y su legado sigue vivo a través de las obras que dejó atrás. El Castillo de Piria es testimonio de su ambición y de su deseo de fusionar el arte, la arquitectura y la naturaleza en un solo proyecto.
Piria no solo creó un castillo, sino que también transformó el área que rodea su residencia en un destino turístico que continúa atrayendo a visitantes de todo el mundo. Su visión para el desarrollo de Piriápolis como balneario y centro cultural sigue siendo una de las principales razones por las que esta región es tan valorada hoy en día.
El Castillo de Piria es mucho más que una simple construcción; es un símbolo de la historia, la alquimia y las leyendas que forman parte del acervo cultural de Uruguay. Su imponente arquitectura, la belleza de su entorno y la rica historia que encierra lo convierten en un destino imprescindible para quienes visitan Piriápolis. Ya sea por su interés en la historia, la arquitectura o el esoterismo, los visitantes del castillo encontrarán un lugar lleno de misterio y significado.
Desde sus inicios como residencia privada hasta su conversión en museo, el Castillo de Piria ha sido testigo de más de un siglo de historia, y su legado sigue vivo en la actualidad. Declarado Monumento Histórico Nacional, este icónico castillo continúa cautivando a quienes buscan explorar no solo su estructura física, sino también los secretos y mitos que lo rodean.